ECOFIRA 2022
La 19 edición de la feria Internacional de las Soluciones Medioambientales y Transición Ecológica (ECOFIRA), es el certamen internacional de las soluciones medioambientales, un punto de encuentro en el que empresas y organismos públicos presentan los últimos avances en gestión medioambiental eficiente. Pero la pregunta es ¿qué empresas? ¿es posible que no tengan cabida real las PYMES en esta feria?
Entre los temas y empresas expuestas, hay empresas de tratamiento de residuos (Recogida, transporte, valorización, eliminación, maquinaria, reciclaje, sistemas biológicos…), limpieza viaria municipal (sistemas y equipos), control de emisiones, atmósfera y calidad del aire, contaminación acústica, sistemas de gestión y certificación medioambiental.
Entre las empresas que exponían estaban: AGRICULTORES DE LA VEGA – SAV, AIMPLAS, AITEX, AIDIMME, ITENE, CONSELLERIA DE AGRICULTURA DESARROLLO RURAL EMERGIA CLIMÁTICA Y TRANSICIÓN ECOLÓGICA, EMTRE, EQUIPAMIENTO Y SERVICIOS MUNICIPALES, FCC MEDIO AMBIENTE, S.A.U., STARTUP VALENCIA, VAERSA, …
Una feria fuertemente focalizada en organismos públicas o las grandes empresas y con muy baja carga de soluciones para las iniciativas y gestiones para las PYMES.
En cuanto a las soluciones que ponen los centros tecnológicos con respecto a la I+D+i son de difícil acceso a las PYMES y cuando se presentan oportunidades de colaboración, la mayoría de las veces tienen importes muy difíciles de alcanzar por el pequeño comercio, por lo que se debe recurrir a ayudas de financiación públicas de las que los centros tecnológicos tienen bien controladas.
Si pasamos a las entidades privadas de ECOFIRA, estas solo presentan soluciones medioambientales al alcance de las grandes empresas. Servicios, instalaciones, ingeniería y soluciones medioambientales industriales imposible de asumir por la mayoría de las PYMES.
Y si hablamos de las soluciones de gestión medioambiental de los entes públicos, no mejoran la situación frente a las PYMES.
Pongamos varios ejemplos que hemos planteado en ECOFIRA 2022 Valencia.
Hablamos de un supuesto 1, de una pequeña empresa que quiere gestionar sus residuos. Las soluciones encontradas en ECOFIRA fueron muy variopintas. Desde que la empresa realizase su propia gestión interna con tratamiento interno de residuos, cuyas instalaciones y costes serían muy superiores a las instalaciones del propio negocio; otras propuestas fueron la de empresas externas que dejan contenedores diferenciados de cartón, plástico no industrial y vidrio no industrial (refiriéndonos por no industrial a aquellos elementos no considerados residuos industriales por estar contaminados con algún tipo de restos contaminantes de industria), pero cobraban el servicio de recogida y gestión, salvo que generase la empresa gran cantidad de residuo, que, en este caso, sería gratuita.
Otras posibles soluciones planteadas de la supuesta empresa pequeña y la gestión de sus residuos no considerados industriales fue la de llevarlos a un ecoparque. Sin embargo, la realidad es que las empresas no pueden acudir a estas instalaciones, salvo que fuesen personas físicas.
En resumen, si una empresa pequeña quiere realizar un esfuerzo en la gestión de estos residuos lo tiene francamente difícil o paga más que la gran empresa.
En el supuesto 2, de una empresa pequeña que tiene un proyecto ecológico, sostenible y pionero, la situación es más dramática o vergonzosa. Se planteó un tipo de empresa con un proyecto innovador en España que generaba sobre 15 toneladas de residuos de pulpas de fruta ecológica al año. La primera traba es la enorme dificultad de encontrar financiación pública de I+D+i, ya que, si la empresa no es de nueva construcción, no se considera start-up y por ello se le excluye de la mayoría de las ayudas, además, la ayuda en la maquinaria solo existe una vez adelantado por el empresario el 100% de la operación y después de casi un año, por lo que solo es accesible para las grandes empresas, de nuevo.
Las ayudas de I+D+i de tecnológicas existen, pero radican en el mero interés de la parte comercial de estas por conseguir cifras altísimas por el valor del estudio a la empresa que lo solicita.
Por último, el proyecto del supuesto 2 pretendía encontrar la forma de retornar al agricultor el residuo de las 15 toneladas de pulpa de fruta ecológica. Las soluciones a montar una instalación de biogás en la empresa causaba las carcajadas de algunos proveedores. La solución de llevarlo a una fábrica de biogás tampoco era viable y casi que molestaba el planteamiento, ya que hablaban de toneladas de residuo diarios o no podíamos tratar con ellos.
Pasamos a la solución de crear compost ecológico para retornarlo al agricultor que nos cultivó la fruta ecológica, para cerrar un círculo sostenible medioambiental. Lo mismo, inviable. Las instalaciones normales se presentaban en maquetas que tenían una extensión mínima de 5-10 campos de fútbol. Las instalaciones pequeñas el mínimo necesitaban al día era de 1 tonelada, es decir, 365 toneladas de residuo al año.
La posibilidad de que las gestionen (ante la imposibilidad de tener planta propia) empresas terceras, fue peor, ya que unas, nos hablaban de que sí que recogían estos residuos, pero las mezclaban con otros residuos como los lodos de depuradoras, por lo que el compost extraído ya no sería ecológico. Otras nos hablaban de que solo podían hacer compost ecológico si producíamos sobre 300 toneladas al año. Otras nos proponían que lo devolviésemos tal cual al campo ecológico (cosa que podría suponer un problema de impacto ambiental por olores, al no estar tratado el compost, difícil de lidiar con los municipios afectados y vecinos colindantes).
En definitiva, mucha política medioambiental y muchas soluciones y ayudas públicas y financieras, pero la mayoría solo al alcance de las grandes empresas.